jueves, 4 de noviembre de 2010

Vivencial

VESTIDA Y ALBOROTADA

Coordiné todo menos el permiso para salir.

Desde una semana antes del encuentro, habíamos planeado todo. Yo sería quién llame a todos los compañeros de la promoción para avisarles de la fiesta del sábado. Y así lo hice. Había conseguido que de los 25 amigos, confirmaran su asistencia 20. Todo un triunfo teniendo en cuenta que varios tenían planes para esa fecha.

Llegado el día esperado, alisté mis cosas desde temprano. Todo estaba en orden excepto un pequeño detalle: No había pedido permiso a mis padres para la noche. ´Pensaba decirselos un par de horas antes del encuentro. Pero ésto me costó el permiso. Mi padre, con un rotundo NO, me prohibió que salga aquella noche. Ninguna disculpa lo hizo de cambiar de opinión.

Mientras explicaba la importancia de la reunión, mis amigos me llamaban a cada minuto. Mi madre, junto a mi padre, sólo atinaba a darle la razón. Al ver ello, lo único que hice fue darme la media vuelta e irme a mi cuarto raudamente.   

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