viernes, 5 de noviembre de 2010

Narrativa

TACTO DEL MAR


Francisco Gatorno, un diminuto pescador, identifica a sus presas con sólo tocarlas. Al deslizar sus cortos dedos por el animal, puede saber la cantidad de espinas que tiene, el grosor de su carne, la dificultad para sazonarlos e, incluso, conocer si serán ricos o no. Desde que salía a pescar con su padre, Francisco descubrió ese don. Nunca necesitó de anzuelo para cazarlos pues bastaba sumergir sus manos para atrapar a los mejores peces. Parecía que guardaba un pacto con la vida marina.

Francisco acude a toda feria gastronómica que ve. Sus amigos le dicen que tiene buen diente. Sus vecinos le aconsejan que estudie cocina. Pero él siempre responde que asiste a estas ferias para mantener el contacto con todos los pescados. Es como si él hubiese sido un pez en su otra vida.  

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